abril 25, 2013

Biografia de R.M. del Valle Inclán

Foto de R.M. del Valle Inclán
Biografía de R.M. del Valle Inclán
Ramón Valle y Peña nace el 28 de Octubre de 1866 en Villanueva de Arosa (Pontevedra), procedente de familia de noble abolengo, aunque ya no gozaba de buena situación económica. Entre sus antepasados ilustres se encontraba Francisco de Valle Inclán de quien Valle toma su nombre artístico.
Valle-Inclán inicia su formación bajo la tutela de su padre y el catedrático Jesús Muruáis ejerció sobre él una gran influencia en los primeros años. Posteriormente se matricula en la facultad de leyes de Santiago aunque más que a los estudios, se dedica fundamental a participar en los círculos culturales gallegos. A la muerte de su padre, se traslada a Madrid y allí continúa su incipiente labor literaria.
En 1892 marcha a Méjico. Más tarde dará como motivo de este viaje en una fingida autobiografía publicada la necesidad de huida ante un desengaño amoroso y justifica la elección del país porque "México se escribe con equis".
En Veracruz mantendrá relaciones con periodistas de los diarios locales con los que colabora. Pronto marcha a la capital mejicana, donde adopta el nombre de Valle Inclán y entra en contacto con el Modernismo. Tras una temporada en Cuba vuelve a Galicia en 1893 y permanece algún tiempo ocupado en lecturas y tertulias. Adopta ya la indumentaria más o menos estrafalaria de los jóvenes escritores franceses y en 1895 publica su primer libro, Femeninas, prologado por Manuel Murguía.
En 1896 Valle se instala en Madrid. Son los años del Desastre pero también un tiempo fecundo en talentos literarios en el que se practica e idealiza la vida bohemia marcada por tertulias, dificultades económicas. Entre los contertulios de nuestro escritor destaca lo más representativo de la intelectualidad de la época: Benavente, los Baroja, Azorín. Se convierte en un personaje famoso y la fama de sus anécdotas se extiende por los ambientes culturales madrileños.
En 1902 la publicación de Sonata de Otoño le hace conocer el éxito y en 1907 se casa con la actriz Jo sefina Blanco a la que acompañará en numerosos viajes por diversos países como Argentina, Chile o Uruguay. En 1912 inicia la publicación de su Opera omnia.
Por otra parte, trabaja como corresponsal de guerra para distintos periódicos y se crea para él la cátedra de estética de la Escuela de Bellas Artes a la que renuncia por no saber aclimatarse a la vida académica. Los años siguientes están marcados por la alternancia entre períodos de reconocimiento y cargos públicos con otros de penurias económicas. Se divorcia de su esposa y ve rechazada definitivamente su candidatura a la Academia.
Muere en Santiago el 4 de enero de 1936.

Perfil humano
La personalidad de Valle Inclán es sumamente compleja: soñador, aficionado a los cuentos y leyendas galaicas, a las gestas heroicas y a los ideales utópicos, enemigo de toda vulgaridad y oportunismo.
Se sentía atraído por lo irracional y esotérico. En sus obras nos ha dejado abundantes muestras de su interés y fascinación por los fenómenos sobrenaturales y la cábala. En muchos aspectos es un típico escritor de fin de siglo pero siempre original.
Con su curioso ceceo llevaba la voz cantante en las tertulias y le gustaba mostrarse independiente y altivo como un "enfant terrible" que se distinguía además por su vestimenta. Para Gómez de la Serna "era la mejor máscara a pie que cruzaba la calle de Alcalá" y el dictador Primo de Rivera lo calificó de "eximio escritor y extravagante ciudadano". En conjunto, como han destacado muchos de sus contemporáneos, llevaba "una vida teatral que se desarrollaba detrás de una máscara".
Antonio Machado, con la bondad que le caracteriza, nos da una visión de Valle Inclán a través de Juan de Mairena que lo conoció en 1895 y fue uno de los tres compradores de Femeninas: "La verdad es - decía Mairena a sus amigos- que este hombre parece muy capaz de haber realizado todas las proezas que se atribuye.. si no fue nombrado - como él nos cuenta- Mayor honorario del Ejército de Tierra Caliente, culpa habrá sido de los mejicanos. se salvará no por la espada sino por la pluma, Valle Inclán será el santo de nuestras letras."

Biografia de Miguel de Unamuno

Foto de Miguel de Unamuno
Biografía de Miguel de Unamuno
 (Bilbao, 1864 - Salamanca, 1936) Escritor, poeta y filósofo español, principal exponente de la Generación del 98.
Entre 1880 y 1884 estudió filosofía y letras en la universidad de Madrid, época durante la cual leyó a T. Carlyle, Herber Spencer, Friedrich Hegel y Karl Marx. Se doctoró con la tesis Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca, y poco después accedió a la cátedra de lengua y literatura griega en la universidad de Salamanca, en la que desde 1901 fue rector y catedrático de historia de la lengua castellana.
Inicialmente sus preocupaciones intelectuales se centraron en las cuestiones éticas y los móviles de su fe. Desde el principio trató de articular su pensamiento sobre la base de la dialéctica hegeliana y más tarde acabó buscando en las dispares intuiciones filosóficas de Spencer, Sören Kierkegaard, W. James y H. Bergson, entre otros, vías de salida a su crisis religiosa.
Sin embargo, las contradicciones personales y las paradojas que afloraban en su pensamiento actuaron impidiendo el desarrollo de un sistema coherente, de modo que hubo de recurrir a la literatura, en tanto que expresión de la intimidad, para resolver algunos aspectos de la realidad de su yo. Esa angustia personal y su idea básica de entender al hombre como "ente de carne y hueso", y la vida como un fin en sí mismo se proyectaron en obras como En torno al casticismo (1895), Mi religión y otros ensayos (1910), Soliloquios y conversaciones (1911) o Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos (1913).
El primero de los libros fue en realidad un conjunto de cinco ensayos en torno al "alma castellana", en los que opuso al tradicionalismo la "búsqueda de la tradición eterna del presente", y defendió el concepto de "intrahistoria" latente en el seno del pueblo frente al concepto oficial de historia. Según propuso entonces, la solución de muchos de los males que aquejaban a España era su "europeización".
Sin embargo, estas obras no parecían abarcar, desde su punto de vista, aspectos íntimos que formaban parte de la realidad vivencial. De aquí que literaturizase su pensamiento primero a través de un importante ensayo sobre dos personajes clave de la literatura universal en la Vida de don Quijote y Sancho(1905), obra en la que, por otra parte y en flagrante contradicción con la tesis europeísta defendida en libros anteriores, proponía "españolizar Europa". Al mismo tiempo, apuntó que la relación entre ambos personajes cervantinos simbolizaba la tensión existente entre ficción y realidad, locura y razón, que constituye la unidad de la vida y la común aspiración a la inmortalidad.

Miguel de Unamuno
El siguiente paso fue la literaturización de su experiencia personal a fin de dilucidar la oposición entre la afirmación individual y la necesidad de una ética social. El dilema planteado entre lo individual y lo colectivo, entre lo mutable y lo inmutable, el espíritu y el intelecto, fue interpretado por él como punto de partida de una regeneración moral y cívica de la sociedad española. Él mismo se tomó como referencia de sus obsesiones del hombre como individuo. "Hablo de mí porque es el hombre que tengo más cerca."
Su narrativa progresó desde sus novelas primerizas Paz en la guerra (1897), y Amor y pedagogía (1902) hasta la madura La tía Tula (1921). Pero entre ellas escribió Niebla (1914), Abel Sánchez (1917), y sobre todo Tres novelas ejemplares y un prólogo (1920), libro que ha sido considerado por algunos críticos como autobiográfico, si bien no tiene que ver con hechos de su vida, sino con su biografía espiritual y su visión esencial de la realidad: con la afirmación de su identidad individual y la búsqueda de los elementos vinculantes que fundamentan las relaciones humanas.
En ese sentido, sus personajes son problemáticos y víctimas del conflicto surgido de las fuertes tensiones entre sus pasiones, y los hábitos y costumbres sociales que regulan sus comportamientos y marcan las distancias entre la libertad y el destino, la imaginación y la conciencia.
Su producción poética comprende títulos como Poesía(1907), Rosario de sonetos líricos (1912), El Cristo de Velázquez (1920), Rimas de dentro (1923) y Romancero del destierro (1927), éste último fruto de su experiencia en la isla de Fuerteventura, adonde lo deportaron por su oposición a la dictadura de Primo de Rivera. También cultivó el teatro: Fedra (1924), Sombras de sueño (1931), El otro (1932) y Medea(1933).
Sus poemas y sus obras teatrales abordaron los mismos temas de su narrativa: los dramas íntimos, amorosos, religiosos y políticos a través de personajes conflictivos y sensibles ante las formas evidentes de la realidad. Su obra y su vida estuvieron estrechamente relacionadas, de ahí las contradicciones y paradojas de quien Antonio Machado calificó de "donquijotesco".Considerado como el escritor más culto de su generación, fue sobre todo un intelectual inconformista que hizo de la polémica una forma de búsqueda. Jubilado desde 1934, sus manifiestas antipatías por la República española llevaron dos años más tarde al gobierno rebelde de Burgos a nombrarlo nuevamente rector de la universidad de Salamanca, pero fue destituido a raíz de su pública ruptura con el fundador de la Legión. En 1962 se publicaron sus Obras completas y en 1994 se dio a conocer la novela inédita Nuevo mundo.

Obra
Casa del Regidor Ovalle Prieto, en la Calle Bordadores de Salamanca, en la cual vivió y murió Unamuno.

Narrativa
  • La obra narrativa de Miguel de Unamuno, en orden cronológico, es la siguiente:
  • Desde 1886 escribió un total de 87 cuentos y relatos cortos[cita requerida]. De ellos, en 1913 seleccionó solo veintiséis para su libro El espejo de la muerte.16 Destacan el que da título al libro o Revolución en la biblioteca de Ciudámuerta.17
  • Paz en la guerra (1895), obra en la cual utiliza el contexto de la tercera guerra carlista (que conoció en su niñez) para plantear la relación del yo con el mundo, condicionado por el conocimiento de la muerte;
  • Amor y pedagogía (1902), que une lo cómico y lo trágico en una reducción a lo absurdo de la sociología positivista;
  • Recuerdos de niñez y mocedad (1908) es una obra autobiográfica. En ella el autor vasco reflexiona sobre los primeros años de su vida en Bilbao;
  • El espejo de la muerte (1913), libro de cuentos;
  • Niebla (1914), obra clave de Unamuno, que él caracteriza con el nombre «nivola» para separarla de la supuesta forma fija de la novela;
  • En 1917 escribe Abel Sánchez, donde invierte el tema bíblico de Caín y Abel para presentar la anatomía de la envidia;
  • Tulio Montalbán (1920) es una novela corta sobre el problema íntimo de la derrota de la personalidad verdadera por la imagen pública del mismo hombre;
  • También en 1920 se publican tres novelas cortas con un prólogo de gran importancia: Tres novelas ejemplares y un prólogo;
  • La última narración extensa es La tía Tula (1921), donde se presenta el anhelo de maternidad ya esbozado en Amor y pedagogía y en Dos madres;
  • Teresa (1924) es un cuadro narrativo que contiene rimas becquerianas, logrando en idea y en realidad la recreación de la amada;
  • Cómo se hace una novela (1927) es la autopsia de la novela unamuniana;
  • San Manuel Bueno, mártir (1930), en la que habla de un sacerdote que predica algo en lo que él no logra creer
  • Don Sandalio, jugador de ajedrez (1930)


Novela
  • En la época literaria que rodeaba al autor por entonces, se exigían unos rígidos patrones de procedimiento a la hora de escribir y publicar una novela: una temática particular, líneas de tiempo y acción específicas, convencionalismos sociales... una especie de guion no escrito pero aceptado por todos. Y esto suponía a Unamuno un corsé del que pretendería desprenderse de alguna forma, para expresarse en sus páginas como estimara oportuno. Su solución fue inventar un nuevo género literario, al que bautizó como «nivola», y de esta forma, no podría obtener crítica ninguna en lo referente a reglas de estética o composición, porque sólo debería atender a las reglas que él mismo hubiese diseñado para su nuevo género. Así lo expresa en Niebla (1914), en el capítulo XVII:
  • ¿Y cuál es su argumento, si se puede saber?Mi novela no tiene argumento, o mejor dicho, será el que vaya saliendo. El argumento se hace él solo.¿Y cómo es eso? —Pues mira, un día de estos que no sabía bien qué hacer, pero sentía ansia de hacer algo, una comezón muy íntima, un escarabajeo de la fantasía, me dije: voy a escribir una novela, pero voy a escribirla como se vive, sin saber lo que vendrá. Me senté, cogí unas cuartillas y empecé lo primero que se me ocurrió, sin saber lo que seguiría, sin plan alguno. Mis personajes se irán haciendo según obren y hablen, sobre todo según hablen; su carácter se irá formando poco a poco. Y a las veces su cáracter será el de no tenerlo. Sí, como el mío. No sé. Ello irá saliendo. Yo me dejo llevar. ¿Y hay psicología?, ¿descripciones?Lo que hay es diálogo; sobre todo diálogo. La cosa es que los personajes hablen, que hablen mucho, aunque no digan nada (...). El caso es que en esta novela pienso meter todo lo que se me ocurra, sea como fuere. Pues acabará no siendo novela.No, será... será...nivola.


Filosofía
Unamuno visto por Ramon Casas (MNAC).
La filosofía de Unamuno no fue una filosofía sistemática, sino una negación de cualquier sistema y una afirmación de fe «en sí misma». Se formó intelectualmente bajo el racionalismo y el positivismo. Durante la época de su juventud, escribió artículos en los cuales se apreciaba claramente su simpatía por el socialismo, y tenía una gran preocupación por la situación en la que se encontraba España.
La influencia de algunos filósofos como Adolf von Harnack provocó el rechazo de Unamuno por el racionalismo. Tal abandono queda de manifiesto en su obra San Manuel Bueno, mártir, donde la metáfora de la nieve cayendo sobre el lago ilustra su postura en favor de la fe la montaña sobre la cual la nieve crea formas, paisajes, frente al lago, donde ésta se disuelve y se transforma en nada.
Para él la muerte es algo definitivo, la vida acaba. Sin embargo, pensaba que la creencia de que nuestra mente sobrevive a la muerte es necesaria para poder vivir. Desde luego, se necesita creer en un Dios, tener fe, lo cual no es racional; así siempre hay conflicto interior entre la necesidad de la fe y la razón que niega tal fe.18 Es considerado uno de los predecesores de la escuela existencialista que, varias décadas después, encontraría su auge en el pensamiento europeo. Así estudió danés para leer directamente a Søren Kierkegaard, a quien en sus obras solía llamar, en su peculiar y cordial estilo, «hermano».
La preocupación por España se manifestó en los ensayos recogidos en sus obras:
  • En torno al casticismo (1895);
  • Vida de Don Quijote y Sancho (1905);
  • Por tierras de Portugal y España (1911).
Durante la guerra y a partir de agosto de 1936, Unamuno comenzó a tomar apuntes para un libro que no llegaría a escribir y en el que plasma su testamento político: El resentimiento trágico de la vida. Notas sobre la revolución y la guerra civil españolas.
Sus obras más puramente filosóficas son:
  • Del sentimiento trágico de la vida (1913);
  • La agonía del cristianismo (1925).


Poesía
Para Unamuno el arte era un medio de expresar las inquietudes del espíritu. Por ello, en la poesía y en la novela trata los mismos temas que había desarrollado en los ensayos: su angustia espiritual y el dolor que provoca el silencio de Dios, el tiempo y la muerte.
Siempre se sintió atraído por los metros tradicionales y, si bien en sus primeras composiciones procura eliminar la rima, más tarde recurre a ella. Entre sus obras poéticas destacan: Poesías (1907), Rosario de sonetos líricos (1911), El Cristo de Velázquez (1920),Andanzas y visiones españolas (1922), Rimas de dentro (1923), Teresa. Rimas de un poeta desconocido (1924), De Fuerteventura a París (1925), Romancero del destierro (1928) y Cancionero (1953).
Ya desde su primer libro, Poesías (1907), se perfilan los temas que van a dominar en la poética unamuniana: el conflicto religioso, la patria y la vida doméstica.
Dedicó a la ciudad estas bellas palabras: «Salamanca, Salamanca, renaciente maravilla, académica palanca de mi visión de Castilla».
Tosco y prosista, nunca se le ha reconocido por versos armoniosos y trabajados, sino por estrofas breves, castellanas y muy personales: en palabras de Ramón Irigoyen, prologuista de Niebla en la edición de El Mundo, Unamuno siempre fue un «eyaculador precoz del verso», haciendo referencia a su escaso detenimiento en la revisión de sus poemas conclusos, en comparación con otros poetas de la época tales como Machado o Juan Ramón Jiménez.

Teatro
La obra dramática de Unamuno presenta su línea filosófica habitual; de ahí que obtuviera un éxito más bien escaso. Temas como la indagación de la espiritualidad individual, la fe como «mentira vital» y el problema de la doble personalidad son tratados en La Esfinge(1898), La venda (1899) y El otro (1932). Actualiza la tragedia euripidea en Fedra (1918) y traduce la Medea (1933) de Séneca.
El teatro unamuniano tiene las siguientes características:
Es esquemático, está despojado de todo artificio y en él sólo tienen cabida los conflictos y pasiones que afectan a los personajes. Esta austeridad es influjo de la tragedia griega clásica.
Si los personajes y los conflictos aparecen desnudos, la escenografía también se ve despojada de todo artificio. Es una escenografía simplificada al máximo.
Lo que realmente le importa es presentar el drama que transcurre en el interior de los personajes y, sin duda, de su interior.
Con la simbolización de las pasiones y la austeridad tanto de la palabra como escenográfica, el teatro unamuniano entronca con las experiencias dramáticas europeas y abre un camino a la renovación teatral española, que será seguido por Ramón Valle-Inclán, Azoríny, más tarde, Federico García Lorca.

Obras
  • La esfinge (1898)
  • La venda (1899)
  • La princesa doña Lambra (1909)
  • La difunta (1909)
  • El pasado que vuelve (1910)
  • Fedra (1910)
  • Soledad (1921)
  • Raquel encadenada (1921)
  • Sombras de sueño (1926)
  • El otro (1926)
  • El hermano Juan o el mundo es teatro (1929)
  • Razón y fe


Biografia de Hnos. Quintero

Foto de Hnos. Quintero
Biografía de Hnos. Quintero
Nacidos en Utrera en 1871 y 1873, se instalaron en Sevilla, donde vivieron bastante tiempo como empleados de Hacienda, mientras colaboraban en diversas publicaciones como El Diablo Cojuelo, e iniciaron paulatinamente su dedicación exclusiva al teatro. Su debut como autores tuvo lugar en 1888 con Esgrima y amor en el Teatro Cervantes de Sevilla. El éxito de la comedia les impulsa a viajar a Madrid, donde, a partir de 1889, estrenan varios sainetes líricos y juguetes cómicos: Gilito (1889), Blancas y negras (1892), La media naranja (1894), La buena sombra (1895), La reja (1897), El traje de luces (1898), El patio (1900). Ambos hermanos colaboraron en todas sus obras dramáticas y fueron miembros de la Real Academia de la Lengua Española.
Su primer éxito resonante lo obtuvieron en 1897 con El ojito derecho. A este éxito sucedieron muchos otros más, siendo especialmente recordados Las flores (1901), El genio alegre (1906), Malvaloca (1912), Puebla de las mujeres (1912), Las de Caín(1908) y Mariquilla Terremoto (1930). Fueron nombrados hijos predilectos de Utrera y Sevilla y adoptivos de Málaga y Zaragoza. Sus obras fueron traducidas a todos los idiomas; se representaron en las más apartadas latitudes y sus autores gozaron de innumerables homenajes.
Los restos de ambos se encuentran en el cementerio de San Justo de Madrid.

Obra
Aunque no escribieron únicamente comedias (Fortunato, Nena Teruel, Mundo mundillo..., Los leales, Dios dirá, La calumniada, Don Juan, buena persona, Tambor y cascabel, La boda de Quinita Flores, Pasionera, Concha la Limpia, Los mosquitos, Las de Abel, Diana la cazadora, Sábado sin sol, La flor de la vida, Así se escribe la Historia, Amores y amoríos, El centenario, Doña Clarines, Febrerillo, el loco, La casa de García, La rima eterna, Cabrita que tira al monte, Los duendes de Sevilla, Ventolera, 1944 etc.), sainetes (Mañana de sol, 1905), libretos de zarzuela (La reina mora, 1903) y piezas cómicas, sino también dramas (Malvaloca, 1912; Cancionera, 1924), fue en esos géneros en los que fundamentalmente se les recuerda a causa de su gran talento cómico. En total escribieron cerca de doscientos títulos, algunos de ellos premiados, como por ejemplo Los Galeotes, que recibió el premio de la Real Academia a la mejor comedia del año. Su última obra conjunta es La Giralda, zarzuela de José Padilla.
Muchas de sus piezas son de naturaleza costumbrista, describiendo el modo de ser de sus nativas tierras andaluzas, pero dejando al margen la visión sombría y miserable de las lacras sociales; su Andalucía es la de la luz y la del colorido; su ideología es tradicionalista. Según Francisco Ruiz Ramón en Historia del Teatro Español Siglo XX, Cátedra, 1995, "los supuestos básicos de este teatro son los de un realismo naturalista ingenuo". El lenguaje de sus piezas es un castellano depurado y elegante pasado por el tamiz fónico del dialecto andaluz; sus chistes son finos y de buen gusto, sin llegar nunca a la chabacanería; con ello estilizaron e idealizaron el género chico; abunda la gracia y la sal y hay una genuina vis cómica. Son maestros en el diálogo, que es siempre vivaz y gracioso. Es por ello por lo que en los años treinta su arte se aprovecha en el cine, creando varios guiones para las películas de la mítica Estrellita Castro. Dramáticamente no aportan ninguna novedad sustancial técnica ni estructuralmente, pero depuraron el andalucismo de la misma forma que hizo Carlos Arniches con el madrileñismo. Sin embargo nunca pasaron más allá en su crítica social, que se detiene en el ternurismo y en lo melodramático; se trata en suma de comedias burguesas que ofrecen una visión idealizada y amable de Andalucía que no inquiete al espectador medio; la alegría de vivir acalla cualquier atisbo de conflicto dramático. Es esta alegría de vivir la que salvó el teatro de los hermanos Quintero de implacables críticos como Ramón Pérez de Ayala, Azorín o Luis Cernuda.

Biografia de Salvador Rueda

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Biografía de Salvador Rueda
 (Salvador Rueda Santos; Benaque, Málaga, 1857 - Málaga, 1933) Poeta español que fue uno de los más destacados precursores del modernismo. Comenzó su carrera literaria como periodista en diarios de Andalucía. En 1880 envió su poema Arcano a Gaspar Núñez de Arce, quien le ofreció trabajo en La Gaceta de Madrid. Se trasladó entonces a la capital, donde, con los años, colaboró en los más prestigiosos periódicos y revistas de su época. Incursionó en todos los géneros (narración, teatro, ensayo y poesía), pero es sobre todo en esta última actividad donde más logros alcanzó. Su poesía, demasiado vasta en producción y temas, atestigua la riqueza exuberante de un espíritu no suficientemente disciplinado, circunstancia que da a sus páginas un evidente carácter discontinuo en cuanto a los matices. Abundante en imágenes, inclinado al fasto decorativo, espléndido innovador de la versificación, creador de un colorido fantástico y prodigiosamente musical, Rueda es considerado un precursor del modernismo, movimiento que no quiso aceptar como teoría, aunque igualmente los poetas hispanoamericanos vieron en él a un maestro.
Salvador Rueda nacido en el seno de una familia campesina, tuvo apenas una educación elemental, aunque desde muy joven recibió clases de latín y lírica española de manos de un sacerdote de su aldea natal. Entre 1870 y 1882 residió en Málaga, donde desempeñó diversos oficios y publicó sus primeros poemas, que aparecieron en el periódico El Mediodía de Málaga. En 1880 vio la luz su primer libro, Renglones cortos, integrado por versos publicados con anterioridad en el citado periódico desde su nuevo puesto de redactor y caracterizado por cierto prosaísmo quintanesco, que parecía situarlo dentro de la lírica decimonónica. Su siguiente obra, Noventa estrofas(1883), lo reveló sin embargo como un poeta innovador en las formas métricas. Publicado en Madrid, adonde se había trasladado para incorporarse a la redacción de La Gaceta de Madrid, el libro contó con un prólogo de Gaspar Núñez de Arce, su mentor en la capital de España, a quien iba dedicado.
A partir de entonces Rueda se consagró al estudio de los clásicos españoles del Siglo de Oro y de algunos extranjeros (Chateaubriand, Lamartine y, sobre todo, Víctor Hugo), mientras, alentado por su amigo Alfredo Vicente, publicaba sus primeros “cuadros andaluces” en el diario madrileño El Globo. Éstos, recogidos poco después en el libro Cuadros de Andalucía (1883), inauguran una serie de colecciones de cuentos en los que domina la descripción del ambiente regional y folclórico: El patio andaluz (1886), El cielo alegre (1887), Bajo la parra (1887), Granada y Sevilla (1890), Tanda de valses (1891) y Sinfonía callejera (1896). A estos rasgos hay que sumarle el cromatismo y un acusado sensualismo, muy presentes también en sus primeras novelas -El gusano de luz (1889), La reja(1890), La gitana (1892)-, que llevaron a Juan Ramón Jiménez a llamarle “el colorista nacional”.
El desbordamiento de los sentidos, unido al culto a la belleza y al arte que refleja toda su obra, han hecho que una parte de la crítica considere al poeta malagueño como el verdadero precursor del modernismo español, anterior incluso a Rubén Darío. De hecho, dos años antes de que el nicaragüense dedicara un elogioso y significativo “Pórtico” en verso al poemario de Salvador Rueda titulado En tropel (1892), el malagueño ya había escrito piezas tan audaces como los sonetos que componen el Himno a la carne (1890), libro del que Juan Valera censuró su “sensualidad enfermiza”, pero cuya aproximación al acto sexual, cargada de mística religiosidad, idealiza este último y supera el erotismo explícito. También su novela La cópula (1906) fue atacada en su momento por naturalista e impúdica, pese a que su visión del amor y el sexo, encajada en un panteísmo espiritual y simbólico, la aleja de cualquier pornografía al uso.
Esta consideración de Rueda como pionero del modernismo se justifica asimismo en su interés por la renovación de la métrica, el mismo que reflejan los artículos recopilados en El ritmo (1894), así como en una vena típicamente parnasiana en obras como La bacanal (1895), Mármoles (1900) o Trompetas de órgano (1907), en las que recreó en verso las impecables bellezas del mundo clásico. Fue Rueda quien introdujo a su gran amigo Rubén Darío en los círculos literarios madrileños y quien le abrió las puertas de las redacciones tras su llegada a España en 1892. Sin embargo, un artículo publicado en La Nación de Buenos Aires el 24 de agosto 1899, en el que Darío acusaba al poeta malagueño de haber defraudado las esperanzas de renovación en la lírica castellana, acabó provocando la ruptura definitiva entre los dos autores.
Pese a ello, el prestigio de Salvador Rueda siguió creciendo en España; la madurez poética alcanzada con libros como Fuente de salud (1906) y Lenguas de fuego (1908) mereció su coronación en Albacete (1908) y el reconocimiento como primer modernista por parte de críticos tan influyentes como Andrés González Blanco. En diciembre de 1909 emprendió el primero de sus numerosos viajes a América, en este caso a Cuba, enviado por la Junta Facultativa de Archivos para estudiar la organización de los archivos de La Habana. En esta ciudad fue de nuevo coronado poeta en agosto de 1910; regresó a España en octubre de 1911, pero no tardó en realizar otros viajes a Cuba y Argentina (1912-1913), Brasil (1914) y Filipinas (1915).
Desde enero de 1916 una enfermedad pulmonar le obligó a pasar algunas temporadas en la isla de Tabarca (Alicante), lo que no le impidió ocupar su nuevo empleo en la Biblioteca de Derecho de Madrid, una vez ascendido a jefe de tercer grado dentro del Cuerpo de Archivos, Bibliotecas y Museos. Apenas transcurrido un año, el 9 de diciembre de 1916 partió nuevamente hacia Filipinas y en noviembre de 1917 emprendió su último viaje a América para recalar en México y, otra vez, en Cuba. Los cinco viajes a América y a Filipinas (1909-1918), precedidos siempre por la fama de sus versos, acabaron afianzándole en el papel de misionero de la Hispanidad, tal como refleja el extenso y tardío poema El milagro de América (1929).
En 1919 alegó una vieja afección de bronquitis para solicitar su traslado a la Biblioteca Provincial de Málaga, donde trabajó hasta que en 1927 fue jubilado a petición propia. Elegido académico correspondiente de la Andaluza en junio de 1926, pasó sus últimos años entregado a una vida austera, mientras recibía frecuentes homenajes de sus paisanos y continuas visitas de poetas como José María Souvirón y Manuel Altolaguirre en su casa de Gibralfaro. Rueda es también autor de algunas piezas dramáticas que son una mera prolongación de su obra lírica, como los idilios La musa (1901), La guitarra (1907) y Vasos de rocío (1908). En última instancia, fue decisivo su papel de nexo entre el romanticismo y el modernismo gracias a su personal aportación a este movimiento, que habría de influir decisivamente en las primeras obras de Villaespesa, Martínez Sierra y el propio Juan Ramón Jiménez.

Obra
Escritor muy fecundo, es autor de novelas (La cópula, una novela erótica deudora de Felipe Trigo) y relatos costumbristas de ambiente andaluz como El patio andaluz (1886), El cielo alegre (1887), El gusano de luz (1889), La reja (1900), idilios poéticos y obras teatrales (las piezas: La Musa, La Guitarra, Vasos del rocío, Los ojos y La cigarrera). Su obra poética se inició en 1880 con Renglones cortos 1883 y siguió con Noventa estrofas, prologado por Núñez de Arce, y con Cuadros de Andalucía, del mismo año. Clarín, Daríoy Unamuno prologaron, respectivamente, tres de sus libros principales: Cantos de la vendimia (1891), En tropel (1892) y Fuente de salud (1906).
El Realismo de Ramón de Campoamor se dejó sentir en algunas de sus obras poéticas: en 1888 publica Sinfonía del año, a la que le siguen El secreto(1891), Fornos (1894), El bloque (1896) e Himno a la carne (1890), una serie de sonetos en el que aparece un erotismo espiritualista que escandalizó a Juan Valera. Sus libros poéticos de madurez son Piedras preciosas (1900), Fuentes de salud (1906), Trompetas de órgano (1903) y Lenguas de fuego (1908). En 1928 aparece Antología poética y en 1957 su obra póstuma Claves y símbolos.
Salvador Rueda creó junto a Manuel Reina, de Córdoba, una estética literaria de tipo parnasiano denominada Colorismo que le hizo predecesor español del Modernismo hispanoamericano y ejerció algún influjo renovador sobre poetas más jóvenes, como Francisco Villaespesa o Juan Ramón Jiménez . Posteriormente, Rueda asumió la estética modernista llevada a España por Rubén Darío. En sus composiciones buscó la armonía, basada en la melodía y el ritmo. Así, su obra se convirtió en un repertorio variado de formas y combinaciones estróficas renovadoras; introdujo novedades métricas que luego utilizarían casi todos los vates modernistas (la modificación del soneto, la profusa utilización del dodecasílabo, las variedades del hexámetro clásico...).
Son principales características de su poesía: la intensidad pictórica de su colorido y la nota de musicalidad, conseguida por medio de nuevos ritmos y originales combinaciones de inusitadas estrofas. Los temas de su inspiración son muy variados, pero entre ellos destacan los que se refieren al mundo de la naturaleza y la meridional geografía andaluza, que el poeta describe con brillantez.

Biografia de Dámaso Alonso

Foto de Dámaso Alonso
Biografía de Dámaso Alonso
(Madrid, 1898-1990) Poeta y crítico español. Miembro como poeta de la llamada Generación del 27, destacó además como eminente crítco, de fama mundial, por sus estudios estilísticos.
Fue alumno de Ramón Menéndez Pidal en el Centro de Estudios Históricos, lugar que desempeñó una función básica en su vasta y profunda formación intelectual. En la Residencia de Estudiantes, en Madrid, conectó con los que serían sus compañeros de generación: Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda o Manuel Altolaguirre. Enseñó lengua y literatura españolas, tanto en universidades extranjeras como nacionales: Berlín, Cambridge, Valencia (1933-1939) y Madrid (1939-1968). Asimismo, fue director de la Revista de Filología Española y de la Real Academia Española.
Sus profundos análisis sobre Luis de Góngora son una de las cumbres de su producción. Así, Temas gongorinos y la correspondiente edición de Soledades(1927), La lengua poética de Góngora (1950) o Estudios y ensayos gongorinos (1955) se han convertido en textos clásicos e indispensables para el estudio de la obra de este clásico.
También investigó las fuentes de la Poesía de tipo tradicional (1949), particularmente las relativas a las jarchas; la obra de Gil Vicente, en Poesías (1940) yTragicomedia de don Duardos (1942) y la del mayor místico español en La poesía de san Juan de la Cruz(1942).
De su extenso trabajo crítico cabe señalar, por último, aquellos libros que, como Ensayo de poesía española (1945), Poesía española (1950) o Seis calas en la expresión literaria española (1951, en colaboración con Carlos Bousoño) se aplican al análisis y difusión de las disciplinas estilísticas, y el formalismo destinado a ejercer la crítica literaria; otros dos títulos importantes en esta línea sonPoetas españoles contemporáneos (1952) y Poesía española: ensayo de método y límites estilísticos, del mismo año.
Su labor como poeta dio comienzo con Poemas puros, y poemillas de la ciudad (1921), delicadas composiciones de juventud en las que se detecta la huella del modernismo así como la influencia de Juan Ramón Jiménez, para continuar con la que se considera su obra mayor, Hijos de la ira (1944), en la que el poeta lanza un grito de angustia y cólera ante el espectáculo de dolor y miseria que ofrece el mundo circundante. Dominado por esos sentimientos, el libro ofrece una visión cruel y amarga de la vida, metaforizada como un "horrible viaje" o una "pesadilla sin retorno".
Sin embargo, y muy por encima de esta primera lectura, brota otro sentimiento opuesto y complementario en toda su poesía, en el que irrumpe la piedad por uno mismo y por la descarnada existencia del mundo, transfiriendo a la imagen trascendente del universo, Dios, la única posibilidad de redención en el centro mismo del dolor y el escándalo. En cierta ocasión, el propio autor lo dijo con estas palabras: "Hoy es sólo el corazón del hombre lo que me interesa: expresar con mi dolor o con mi esperanza el anhelo o la angustia del eterno corazón del hombre". Otros libros suyos son Oscura noticia (1944; selección de poemas publicados desde 1925 en varias revistas), Hombre y Dios (1955) y Gozos de la vista (1981). En 1978 obtuvo el Premio Cervantes.

Bibliografía poética
  • Poemas puros. Poemillas de la ciudad, M., Galatea, 1921.
  • El viento y el verso, M., Sí. Boletín Bello Español del Andaluz Universal, 1925.
  • Hijos de la ira. Diario íntimo, M., Revista de Occidente, 1944 (2ª edic. ampliada, Bs. As., Espasa-Calpe, 1946).
  • Oscura noticia, M., Col. Adonais, 1944.
  • Hombre y Dios, Málaga, El Arroyo de los Ángeles, 1955.
  • Tres sonetos sobre la lengua castellana, M., Gredos, 1958.
  • Poemas escogidos, M., Gredos, 1969 (Contiene poemas no recogidos en libro).
  • Gozos de la vista. Poemas puros. Poemillas de la ciudad. Otros poemas, M., Espasa-Calpe, 1981.
  • Antología de nuestro monstruoso mundo. Duda y amor sobre el Ser Supremo, M., Cátedra, 1985.
  • Álbum. Versos de juventud, B., Tusquets, 1993 (Edición de Alejandro Duque Amusco y María-Jesús Velo. Con Vicente Aleixandre y otros).
  • Verso y prosa literaria, Madrid, Gredos, 1993 (Obras completas, volumen X).


Bibliografía filológica
  • Con el seudónimo Alfonso Donado, traducción de James Joyce, Retrato del artista adolescente, (1926).
  • Edición crítica de las Soledades de Luis de Góngora, (1927).
  • La lengua poética de Góngora (1935).
  • La Poesía de San Juan de la Cruz (1942).
  • Poesía española: Ensayo de métodos y límites estilísticos (1950).
  • Poetas españoles contemporáneos (1952).
  • Estudios y ensayos gongorinos (1955).
  • De los siglos oscuros al de Oro (1958).
  • Góngora y el Polifemo (1960).
  • Cancionero y romancero español (1969).
  • En torno a Lope (1972).


Biografia de Vicente Aleixandre

Foto de Vicente Aleixandre


Biografía de Vicente Aleixandre
Poeta español, nacido en Sevilla el 26 de abril de 1898 y fallecido en Madrid el 14 de diciembre de 1984, considerado uno de los grandes poetas españoles del siglo XX. Perteneciente a la Generación del 27, fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1977.
Hijo de un ingeniero de ferrocarril, Vicente Aleixandre pertenecía a la burguesía media acomodada. Cuando tenía dos años de edad, su familia se trasladó a Málaga, ciudad a la que el poeta llama en su obra "el Paraíso", pues en ella transcurrió toda su infancia.
En 1909, la familia Aleixandre se instaló en Madrid, donde el futuro poeta cursó el bachillerato y, ya en plena juventud, las carreras de Derecho y Comercio. Se especializó en Derecho Mercantil, materia que luego enseñó como profesor en la Escuela de Comercio de Madrid (1920-1922).
Desde 1917, año en el que conoció a Dámaso Alonso en Las Navas del Marqués (un pequeño pueblo de Ávila en donde ambos veraneaban), Vicente Aleixandre se venía relacionando con los jóvenes de su generación que sentían inquietudes literarias.
Gracias a los consejos de Dámaso, empezó a leer a los grandes poetas del pasado reciente, como el romántico Gustavo Adolfo Bécquer y el modernista Rubén Darío; pero también a otros autores extranjeros de gran renombre, como los simbolistas franceses. Sintió, a partir de entonces, la necesidad de escribir poesía.
Estuvo gravemente enfermo en los años veinte, y, a partir de entonces, su salud fue muy delicada. Padeció una tuberculosis que le afectó un riñón y provocó que le tuvieran que extirpar este órgano. Mientras se recuperaba de esta operación, escribió algunos poemas que comenzaron a darle gran fama hacia 1926, cuando aparecieron en una de las publicaciones culturales más prestigiosas de la época: la Revista de Occidente. A partir de este reconocimiento literario, se hizo amigo de otros jóvenes poetas de la Generación del 27, como Federico García Lorca y Luis Cernuda.
Después de la guerra, Aleixandre (que fue uno de los pocos autores de su generación que se quedó en España) continuó desarrollando una trayectoria poética muy personal. En 1949 fue elegido miembro de la Real Academia Española, y desde entonces fue el gran maestro y protector de los jóvenes poetas españoles de la segunda mitad del siglo XX, que acudían a visitarle con frecuencia a su casa de Madrid, donde siempre había tertulias literarias y lecturas de versos. Murió siete años después de haber recibido un Premio Nobel con el que, según muchos críticos, no sólo se reconocía universalmente su obra, sino la de toda la Generación del 27.

La poesía de Vicente Aleixandre
Vicente Aleixandre fue un poeta total, entregado de lleno al cultivo de la poesía. No escribió obras en otros géneros. Sus escasos textos en prosa (en los que describe a otros poetas y escritores que conoció) son tan poéticos como sus versos; y sus ensayos literarios son, en su mayoría, escritos de encargo.
Sus primeras obras presentan las mismas huellas que casi todos sus compañeros de generación: el pasado reciente (Bécquer y Darío), los grandes maestros vivos que les sirven como guías (Juan Ramón Jiménez y Antonio Machado) y la poderosa atracción de la Vanguardia (y, en particular, del Surrealismo). En concreto, su primer libro, Ámbito (1928), tiene clara influencia de Juan Ramón Jiménez y se abre hacia la contemplación desde el interior.
En obras posteriores como Espadas como labios (1932) y Pasión de la tierra (1928-29), se separó de la llamada poesía pura y adoptó la experiencia renovadora del surrealismo, con una visión panteísta de la naturaleza y un erotismo romántico. Aleixandre asimiló tan bien las técnicas y el estilo propios del surrealismo que, según muchos críticos, fue el principal poeta surrealista español. Esta misma línea sigue La destrucción o el amor (1935), que mereció el Premio Nacional de Literatura.
La cosmovisión de Aleixandre (que ha sido estudiada magistralmente por el poeta y crítico Carlos Bousoño) cuaja de modo definitivo en Sombra del paraíso (1944), obra que une sus dos épocas de creación. Otras obras son Mundo a solas (1950), que incluye poesías de 1934 y 1935, y Nacimiento último (1953), con textos de 1927 hasta 1952.
Hacia 1954, inicia una nueva época con obras como. En un vasto dominio (1962), Presencias (1965) o Retratos con nombre (1965). En ellas, su poesía se vuelve más sencilla y directa, menos cargada de complicaciones surrealistas. La mirada del poeta es ahora más humana, se acerca mucho más a las cosas cotidianas, al mundo que le rodea. Para el poeta, el hombre es un ser que sufre, pero que sabe sobrellevar este sufrimiento con dignidad y valentía.
En la tercera y última etapa de su poesía, Vicente Aleixandre se presenta como un hombre maduro que asume la vejez y acepta, con elegancia, la proximidad inevitable de la muerte. Los libros más destacados de este período de ecos metafísicos son: Poemas de la consumación (1968) y Diálogos del conocimiento (1974). Ya póstuma aparece En gran noche (1991), donde se recogen muchas composiciones inéditas.
En prosa, es autor de Los encuentros (1958 y 1985), donde rescata a escritores de varias épocas, y de una colección de cartas y artículos titulada Prosas recobradas (1987).

Obra Poética
Su obra poética presenta varias etapas: pura, surrealista, antropocéntrica y de vejez. Además este personaje nos muestra el verdadero rostro de las personas en sus diversos poemas como el de ``vinieras y te fueras dulcemente´´.

Poesía Pura
Su primer libro, Ámbito, compuesto entre 1924 y 1927 y publicado en Málaga en 1928, es la obra de un poeta incipiente, que aún no ha encontrado su propia voz. Predomina el verso corto asonantado y la estética de la poesía pura juanramoniana y guilleniana, además de ecos ultraístas y de la poesía clásica española de la Edad de Oro, especialmente Fray Luis de León y Góngora.

Poesía Surrealista
En los años siguientes, entre 1928 y 1932, se produce un cambio radical en su concepción poética. Inspirado por los precursores del surrealismo (en especial por Arthur Rimbaud y Lautréamont) y por Freud, adopta como forma de expresión el poema en prosa (Pasión de la Tierra, de 1935) y el verso libre (Espadas como labios, de 1932; La destrucción o el amor, de 1935, Sombra del Paraíso, de1944). La estética de estos poemarios es irracionalista, y la expresión se acerca a la escritura automática, aunque sin aceptar la misma como dogma de fe. El poeta celebra el amor como fuerza natural ingobernable, que destruye todas las limitaciones del ser humano, y critica los convencionalismos con que la sociedad intenta apresarlo.

Poesía Antropocéntrica
Tras la guerra, su obra cambia, acercándose a las preocupaciones de la poesía social imperante. Desde una posición solidaria, aborda la vida del hombre común, sus sufrimientos e ilusiones. Su estilo se hace más sencillo y accesible. Dos son los libros fundamentales de esta etapa: Historia del corazón, de 1954 y En un vasto dominio, de 1962.

Poesía de Vejez
En sus últimos libros (Poemas de la consumación, de 1968, y Diálogos del conocimiento, de 1974), el estilo del poeta vuelve a dar un giro. La experiencia de la vejez y la cercanía de la muerte le llevan de vuelta al irracionalismo juvenil, aunque en una modalidad extremadamente depurada y serena. A estos dos títulos canónicos, esto es, de los publicados en vida por el propio poeta, podría añadirse un tercero, «En gran noche», de aparición póstuma, en 1991, y en la misma línea metafísica y reflexiva que los dos anteriores.

Libros de Poesía
Ámbito, Málaga (6.º Suplemento de Litoral), 1928.
Espadas como labios, M., Espasa-Calpe, 1932.
La destrucción o el amor, M., Signo, 1935 (Premio Nacional de Literatura 1933).
Pasión de la tierra, México, Fábula, 1935 (2ª edición aumentada: Madrid, Adonais, 1946).
Sombra del Paraíso, M., Adán, 1944.
En la muerte de Miguel Hernández, Zaragoza, Cuaderno de las Horas Situadas, 1948.
Mundo a solas, M., Clan, 1950.
Poemas paradisiacos, Málaga, El Arroyo de los Ángeles, 1952.
Nacimiento último, M., Ínsula, 1953.
Historia del corazón, M., Espasa-Calpe, 1954.
Ciudad del Paraíso, Málaga, Dardo, 1960.
Poesías completas, M., Aguilar, 1960. (Edic. del propio autor y Arturo del Hoyo)
En un vasto dominio, M., Revista de Occidente, 1962 (Premio de la Crítica).
Retratos con nombre, B., Col. El Bardo, 1965.
Obras completas, M., Aguilar, 1968 (2º edición aumentada: 1977).
Poemas de la consumación, B., Plaza y Janés, 1968 (Premio de la Crítica).
Poesía surrealista. Antología, B., Barral, 1971.
Sonido de la guerra, Valencia, Hontanar, 1971.
Diálogos del conocimiento, B., Plaza y Janés, 1974.
Tres poemas seudónimos, Málaga, Col. Juan de Yepes, 1984.
Nuevos poemas varios, B., Plaza y Janés, 1987. (Edic. Alejandro Duque Amusco; recopilación: el mismo e Irma Emiliozzi)
Prosas recobradas, B., Plaza y Janés, 1987. (Edic. Alejandro Duque Amusco)
En gran noche. Últimos poemas, B., Seix Barral, 1991. (Edic. de Carlos Bousoño y Alejandro Duque Amusco)
Álbum. Versos de juventud (con Dámaso Alonso y otros), B., Tusquets, 1993 (Edic. de Alejandro Duque Amusco y María-Jesús Velo).
Prosa: Los encuentros. Evocaciones y pareceres. Otros apuntes para una poética, M., Austral, 1998 (Edic. Alejandro Duque Amusco)
Poesías completas, M., Visor/Comunidad de Madrid/Ayuntamiento de Málaga, 2001 (Edic. de Alejandro Duque Amusco).
Prosas completas, M., Visor/Comunidad de Madrid/Ayuntamiento de Málaga, 2002 (Edic. de Alejandro Duque Amusco).

Artículos y Escritos
Los encuentros (Revista de Occidente, junio de 1963).
Correspondencia a la Generación del 27 (1928-1984).

Biografia de Rosalía de Castro

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Biografía de Rosalía de Castro

Rosalía de Castro
(Santiago de Compostela, España, 1837-Padrón, id., 1885) Escritora española en lenguas castellana y gallega. Perteneciente por línea materna a una familia noble, su adolescencia estuvo dominada por una profunda crisis debida al descubrimiento de su condición de hija ilegítima de un sacerdote, y por una delicada salud, que jamás mejoró.
Su primer libro, La flor, se publicó en Madrid en 1857 y recibió elogiosas críticas de Manuel Martínez Murguía, crítico destacado del Renacimiento gallego, con quien Rosalía de Castro contrajo matrimonio al año siguiente. Vivió en medio de constantes penurias económicas, dedicada a su hogar y a sus hijos; la muerte de su madre y la de uno de sus hijos fueron dos duros golpes para ella.
A esta amarga experiencia se refiere su primera obra de madurez, el libro de poemas A mi madre (1863), al cual siguieron los Cantares gallegos (1863), canto a su Galicia rural, lleno de añoranza y denuncia ante la explotación de los segadores por parte de Castilla. Con Cantares gallegos, escrito íntegramente en lengua gallega, dio comienzo el renacimiento poético en esa lengua.
Regresó después a la novela con Ruinas (1866), historia de tres mujeres ejemplares y desdichadas en el seno de un ambiente moderno que perciben como ajeno. Un año después se publicó su obra narrativa más conseguida, El caballero de las botas azules (1867), novela misteriosa y fantástica que conecta con lo mejor de su labor lírica.
En 1880 apareció su segundo libro en gallego, las Follas novas, expresión angustiada e intimista sobre la muerte y la soledad del ser humano. Cierran su producción literaria la novela El primer loco (1881) y el poemario en lengua castellana En las orillas del Sar (1885); este último continúa la línea de meditación metafísica iniciada con Follas novas, si bien acentuando esta vez el sentimiento religioso.
La obra de Rosalía, que se mueve entre una preocupación de tipo social por las duras condiciones de los pescadores y los campesinos gallegos y otra de carácter metafísico que la sitúa dentro de la literatura existencial, se ha equiparado a la de Gustavo Adolfo Bécquer en tanto que representante tardía del Romanticismo español, si bien esta relación viene más por la comunidad de fuentes literarias que por una real afinidad de actitud literaria y vital.
Su poesía, en particular, denota ansiedad, una inquietud angustiada ante extraños presentimientos que se perciben como propios en el más cercano entorno. Asimismo, su dolorosa sensibilidad proyectó un conjunto de magníficas visiones del paisaje gallego en las que predomina una atmósfera gris de tristeza indefinible. Esa sensibilidad fue la que transportó una concepción de la naturaleza como la de una realidad animada, misteriosa, y cuyos signos más visibles hablan de una vida doliente.

Biografia de Duque de Rivas

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Biografía de Duque de Rivas
DUQUE DE RIVAS (1791-1865)
Ángel de Saavedra, el Duque de Rivas, nació en Córdoba (España), el 10 de marzo de 1791, en el seno de una familia aristocrática.
Estudió en el Seminario de Nobles de Madrid. Fue un destacado militar, luchando en la Guerra de la Independencia contra el ejército napoleónico. También sobresalió como político de ideas liberales en el Trienio Constitucional de las Cortes de Cádiz. Cuando fue repuesto en el trono el rey Fernando VII, el Duque de Rivas tuvo que marcharse de España, residiendo en Inglaterra, Italia, Francia y Malta. Regresó a España tras la muerte del monarca absolutista.
A su retorno volvió a participar en política, pero en posiciones más conservadoras, ocupando el puesto de Ministro del Gobierno de Francisco Javier de Istúriz. En 1836 tuvo que volver a marcharse del país tras el Motín de la Granja. A su vuelta, fue designado embajador en Nápoles, presidió el Ateneo de Madrid, el Consejo de Estado y fue nombrado Académico de la Lengua.
En cuanto a su actividad literaria, el Duque de Rivas comenzó en un estilo neoclásico con la publicación de "Poemas" (1914), pero con posterioridad abrazó el romanticismo con textos poéticos "El sueño del proscrito" (1824) o "El moro expósito" (1833) y "Don Álvaro o la fuerza del sino" (1835), un drama en verso y en prosa que supone su obra más importante y conocida.
Falleció en Madrid, el 22 de junio de 1865. Tenía 74 años.

Obras
Poesías
  • Poesías (1814)
  • Al faro de Malta (1824)
  • La niña descoloría
  • Con once heridas mortales
  • Letrilla
  • El moro expósito (1834)


Sonetos
  • A Lucianela
  • A Dido abandonada
  • Cual suele en la floresta deliciosa
  • El álamo derribado
  • Mísero leño
  • Ojos divinos
  • Receta segura
  • Un buen consejo


Teatro
  • Aliatar (1816)
  • Lanuza (1822)
  • Florinda (1826)
  • Arias Gonzalo (1827)
  • El desterrado
  • Viaje al Vesubio
  • Los Hércules
  • El parador de Bailén
  • El hospedador de provincia
  • El duque de Aquitania
  • El faro de Malta (1828)
  • Don Álvaro o la fuerza del sino (1835)
  • Tanto vales cuanto tienes (1840)
  • La morisca de Alajuar (1841)
  • El desengaño en un sueño (1842)
  • La azucena milagrosa (1847)
  • El crisol de la lealtad